Lo de él ciertamente no es conversar sobre el presente
Ni recordar el pasado, ni tampoco pensar en el futuro
Lo de él es ser misterioso y caminar con la mirada ausente
Tan ausente que a veces no siente que camino a su lado
Lo de él es platicar con las nubes
Ellas saben que pertenece a ellas, le preguntan –y bien, ¿porque no subes?
No sube porque lo de él es ser libre
Lo de él es andar con la vida y coquetear con la muerte
Si quiere a una mujer sabe hacerlo hasta que el corazón reviente
Lo de él es mofarse del destino
El muy descarado lo hace sin siquiera una copa de vino
Lo de él es disfrutar el silencio
Es tan distinto que le encanta el cansancio
Lo de él no es la regla…lo de él; ciertamente es la excepción...
Lo de él es besar con ojos abiertos y sin usar los labios
Le encanta poder danzar con la imaginación
Lo de él es perderse en una extraña edad
A veces…cuando lo toco, siento que lo perdí
Luego sonríe misteriosamente, me roza con la mano
Y me doy cuenta que sólo lo hizo para que supiera que no es mi propiedad
Lo de él es decirme que prenda un tabaco sólo para oler el aroma que le recuerda aquel incienso que no sabe bien donde prendió…
A veces siento que me ha descubierto y yo a él, luego pasa una ráfaga de viento y ya es otro, y como él ya no es el que era, la que era yo con él se fue…
Ciertamente no nos conocemos, si somos nada, sólo somos la triste casualidad que la felicidad de la vida nos otorgo.
En el mañana...No se bien dentro de cuantas lunas, ya no lo veré, ni lo sentiré antes de cada viento, sólo pensare que lo de el era hacer que segundo a segundo me preguntara ¿que es de él?
